“Algún día será verdad. El progreso penetrará en la llanura y la barbarie retrocederá vencida. Tal vez nosotros no alcanzaremos a verlo; pero sangre nuestra palpitará en la emoción de quien lo vea.”

Rómulo Gallegos, Fragmento de la novela Doña Bárbara (1929)

Una aproximación al Contexto de la Crisis Global

Asistimos a un tránsito de época, el mundo que se nos presenta en el siglo XXI nos plantea una ruptura paradigmática. El contexto global nos da muestras de la crisis civilizatoria en la que nos encontramos como humanidad. Los Estados-Nación han sido rebasados por la globalización, el desarrollo de la Inteligencia Artificial, la infocracia, la crisis medioambiental, la pobreza, la desigualdad, el hambre, los flujos migratorios, las empresas transnacionales y las mafias de la economía ilícita en torno al narcotráfico, la trata de personas, tráfico de órganos y materias primas de carácter estratégico.

En un informe titulado “El virus del hambre se multiplica: los conflictos, la Covid-19 y el cambio climático agravan el hambre en el mundo” de julio del 2021, la organización OXFAM, afirmaba que “las estimaciones apuntan a que 11 personas estén muriendo cada minuto a causa del hambre extrema provocada por la combinación letal de los conflictos, la Covid-19, y la crisis climática.” La misma organización informaba, en vísperas del Foro Económico Mundial de Davos del 2020, que “los 2153 milmillonarios que hay en el mundo poseían más riqueza que 4600 millones de personas (un 60% de la población mundial) y que la fortuna de los 73 milmillonarios de América Latina aumentó en 48.200 millones de dólares desde el comienzo de la pandemia, incluso ahora cuando la región es una de las más afectadas del mundo”.

La imposición de un Nuevo Orden Mundial, luego de la pandemia, y la invasión de Rusia a Ucrania, evidencian que el mundo se encuentra en una crisis energética con implicaciones en la crisis alimentaria de los países en desarrollo. La demanda de energías fósiles, especialmente del petróleo, pone en jaque las acciones que se venían implementando para alcanzar la meta de reducción de los gases de efecto invernadero en un 45% al 2030, respecto del 2010, para evitar que la temperatura del planeta aumente más de un grado y medio en este siglo, según el Acuerdo de Paris del 2015 sobre el Cambio Climático. La guerra que se está librando en Ucrania, en la que están implicados dos de los mayores productores mundiales de cereales básicos, semillas oleaginosas y fertilizantes, está perturbando las cadenas de suministro internacionales y provocando un aumento de los precios de los cereales, los fertilizantes y la energía, así como de los alimentos terapéuticos listos para el consumo destinados al tratamiento de la malnutrición grave infantil.  

Según la edición de 2022 del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) de la ONU, que presenta información actualizada sobre la situación de la seguridad alimentaria y la nutrición en todo el mundo, nos anuncian datos muy desalentadores, entre los que destacan:

  • Alrededor de 2 300 millones de personas en el mundo (29,3 %) se encontraban en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, esto es, 350 millones de personas más que antes del brote de la pandemia de la COVID‑19. Cerca de 924 millones de personas (el 11,7 % de la población mundial) afrontaron niveles graves de inseguridad alimentaria, lo que supone un aumento de 207 millones en un intervalo de dos años.
  • Se calcula que 45 millones de niños menores de cinco años padecían emaciación, la forma más mortífera de malnutrición, que aumenta hasta 12 veces el riesgo de mortalidad infantil. Además, 149 millones de niños menores de cinco años sufrían retraso en el crecimiento y el desarrollo debido a la falta crónica de nutrientes esenciales en su dieta, mientras que 39 millones tenían sobrepeso.
  • De cara al futuro, se prevé que casi 670 millones de personas (el 8 % de la población mundial) seguirán pasando hambre en 2030, aun teniendo en cuenta una recuperación económica mundial.

Venezuela: La fotografía del Subdesarrollo

Datos que estremecen:

  • Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2021, en el periodo 2014-2020, el Producto Interno Bruto venezolano muestra una reducción acumulada de 74%. Recientemente un estudio de Ecoanalítica, informaba que el 21% del PIB de Venezuela se sustentaba en economía ilícita, incluyendo un aproximado de 9.400 millones de dólares eran producto del narcotráfico, y el 6% producto de las remesas (Oliveros, 2022).
  • El crecimiento demográfico en último quinquenio fue negativo -1,1%. Los últimos datos de la Plataforma Interregional de Migrantes y Refugiados Venezolanos R4V, estiman la migración en 7.7 millones de venezolanos.
  • Tenemos la tasa de mortalidad infantil registrada hace 30 años (25,7 por mil)
  • Cerca del 40% de las madres adolescentes son cabeza de hogar y las demás conforman núcleos familiares secundarios.
  • La Pobreza Multidimensional se ubica en 65,2%, Pobreza Total 94,5% y Pobreza Extrema 76,6%.

El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, realizó una encuesta a 6200 habitantes en las 8 ciudades principales del país, sobre el estado de los servicios públicos, revelando los siguientes datos:

  • El 70% indica que no recibe agua de manera continua. 88% de los hogares está almacenando agua.
  • Lo ocurrido el 7 de marzo de 2019 marcó un hito en la historia de los servicios públicos en Venezuela. Ese día se vivió el apagón más largo y extenso de los últimos tiempos. Casi la mitad de la población que habita en diez de las principales ciudades del país se quedó a oscuras hasta por tres días.
  • Sólo 26% de los usuarios consultados en siete de las principales ciudades del país tiene acceso a la red de gas directo. Tres cuartas partes de la población dependen de la recarga del cilindro o bombona en un país con importantes reservas de gas natural.

En cuanto a nuestra capacidad productiva e institucional:

  • Según un trabajo realizado por Freitez y Morotta de 2019, un 43,2% (4,8 millones de personas) trabajó en condiciones de vulnerabilidad, el empleo informal alcanzó 45,2%, la tasa de desocupación formal llegó al 54%, el subempleo visible se registró en 3,8% y el desaliento laboral se estimó en 8,4% (citado en el documento “Camino al futuro. Venezuela 2035 elaborado por FEDECAMARAS).
  • En cuanto a productividad, Conindustria estima que, para el primer trimestre del 2022, la subutilización de la capacidad de producción de la industria alcanza el 27,6%, nueve puntos más que hace 2 años.
  • El Índice de Percepción de la Corrupción del sector público que publica la Organización para la Transparencia Internacional, nos ubica en el puesto 177 de 180 países analizados (citado en el documento “Camino al futuro. Venezuela 2035 elaborado por FEDECAMARAS).
  • Para el 2021, el Índice de Calidad Institucional, de la Fundación Fiedrich Naumann ubicó a Venezuela en la posición 181 de 189 países estudiados (citado en el documento “Camino al futuro. Venezuela 2035 elaborado por FEDECAMARAS).

A esto se le suman la violación de los Derechos Humanos reseñada por el reciente informe de la Comisión Especial para la materia de la ONU, el reciente y sistemático cierre de medios de comunicación. la persecución política y judicialización de los partidos políticos. Todo un escenario complejo y que nos llena de impotencia pero que nos convoca a la acción. Es por ello, que, urge Un Pacto Ético por la República.

La República está en peligro. La hemorragia demográfica evidenciada por el creciente flujo migratorio, la pérdida de soberanía territorial como el emblemático caso del Esequibo y el hecho de tener dos presidentes durante el período 2019-2022, dos Asambleas Nacionales (2015 y 2020), dos TSJ, además de la inoperancia institucional demuestran la debilidad del Estado venezolano. Los tres elementos fundamentales de una República: población, territorio y Estado, están deteriorados producto de que se han fracturado las bases de la soberanía popular.

En tal sentido, ciudadanos que nos duele esta realidad, que estamos comprometidos con cambiarla y que asumimos cumplir con lo que establece el artículo 132 de la Constitución, Convocamos a los actores políticos democráticos a firmar un Pacto Ético por la República. Debemos comprometernos a volver a hacer POLÍTICA, en mayúsculas, en Venezuela, la dimensión ética del quehacer político debe ser rescatada. Necesitamos nacionalizar el debate sobre nuestro porvenir. El hecho de que los asuntos inherentes al futuro de los venezolanos se decidan de acuerdo a las agendas e intereses de otras naciones es una renuncia a nuestra soberanía. Se hace necesario que este Pacto Ético por la República que contenga un acuerdo, por lo menos, en los siguientes cuatro puntos:

  1. Reafirmar el Pacto Social de la Constitución del 99 y que eso se traduzca en actuar siempre en el marco de la Carta Magna y seguir acompañando las luchas que le exigen al Estado cumplir con su rol constitucional.
  2. Convocar a una Amnistía por la convivencia democrática y la justicia social. Hay que restituir y garantizar los DDHH de todos los venezolanos.
  3. Trabajar en la construcción de una estrategia unitaria de las Fuerzas del Pluralismo Democrático, reconociendo a todos los factores, respetando su pensamiento y sus procesos de decantación interna, que se concrete en una Coalición Electoral que nos permita derrotar electoral y democráticamente al Bloque Hegemónico en el Poder, invocando y respetando la Soberanía Popular.
  4. Construir un programa de gobierno para gestionar la crisis que incorpore la agenda de los sectores más vulnerables de la sociedad.  

Este acuerdo debe estar nutrido por la invocación del espíritu nacional, enriquecido por la participación de todos los sectores de la sociedad que le brinden legitimidad y la construcción de un tejido social vigoroso que pueda convertir a la mayoría social precarizada en una expresión política sustentada en la soberanía popular.

Emilio Useche

Politólogo, ULA

Maestrante en Filosofía y Ciencias Humanas, UCV

Coordinador de la investigación etnográfica Huellas en el Sur. Una crónica de la migración venezolana en Suramérica.

Promotor del Pacto Ético por la República y del Movimiento Ciudadano 132.

Coordinador Nacional Adjunto de la UPP89