Saul Hernández Rosales – Doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos (Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador) Actualmente es visiting Scholar en Columbia University.

Una polémica ley de migración ha sido aprobada en Francia, con la absurda connivencia entre los congresistas de Marine Le Pen y de Emmanuel Macron. Macron que fue electo para “faire barrage”[1] (bloquear) a la derecha francesa, terminó sucumbiendo a esta, con respecto a los postulados fundamentales de su política migratoria. Si la migración desde el punto de vista económico y demográfico fue el motor de la Francia industrial, con la nueva ley de migración impulsada por Macron y Le Pen, se convierte en un problema “étnico”. La “preferencia nacional”, se convirtió en la bandera que unió a macronistas y lepenistas bajo la misma ley.  Como Macron no pudo llevar a cabo las reformas del sistema de pensiones necesaria para sacar a Francia de la ralentización económica en la que se encuentra, decide reconducir su narrativa tomando el discurso histórico de la derecha francesa. Marine Le Pen ya habló del triunfo ideológico de las ideas de su padre y de su partido, lo que deja sin representación a millones de franceses que votaron a Macron para bloquear a Le Pen en la segunda vuelta. ¿se irán con la izquierda de Melenchon?

Para Francia, es el fin de una época. Paris que históricamente fue el refugio de tantos escritores, artistas e intelectuales, ahora se agrega a la lista de los países que legislan duramente contra el migrante. El exilio parisino era todo un paradigma para los perseguidos de las dictaduras latinoamericanas e ibéricas. De hecho, García Márquez contó que, durante su estancia en París, se despertó en medio de una noche al grito de “cayó el tirano”, y aunque había sido un grito en castellano, no se sabía si había caído Batista, Pérez Jiménez, Somoza, Odría o Franco. Así era en el barrio latino en la década de los 50.

Y mientras tanto, Lampedusa

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni tuvo que ir a Lampedusa con Urusula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea para mediar durante una crisis migratoria que vivieron en la isla. Desde hace años, esta isla simboliza la paradoja de la globalización, que le dio libertad de tránsito a bienes y servicios, pero se las negó a los humanos que los producen. La paradoja también radica en la necesidad demográfica que tiene Italia para rejuvenecer su población y aumentar su demografía. Italia es el segundo país con la población más longeva del mundo después de Japón y, por ende, tiene uno de los sistemas de pensiones más demandante. Por cada niño menor de 6 años, hay cinco personas mayores de 65. En el mismo momento en el que Italia vive la crisis estructural de su modelo social y económico, miles de migrantes quieren oportunidades de trabajo y seguridad, pero hay algo que impide armonizar la demanda de mano de obra italiana y la enorme oferta que llega desde África. La contradicción entre las necesidades económicas y la paranoia culturalista de los partidos conservadores y nacionalistas. Sin migración, el modelo de Estado de Bienestar europeo es insostenible, pero parece que muchos estarían dispuestos a sacrificar el sistema de jubilaciones y pensiones por preservar una visión etnocéntrica del Estado-moderno.

La globalización prometía el tránsito mundial de bienes y servicios para constituir una aldea global en el que se respetaran la democracia y los derechos humanos. El tránsito mundial de bienes y servicios favoreció a China y el sudeste asiático, que supieron competir abaratando costos, en detrimento de Europa, América Latina y África. El hecho de que una empresa cerrera en México o Italia para irse a China o Indonesia (porque allí los costos de producción eran menores) expulsaba a un trabajador que debería tener el derecho de migrar a otro lugar, en busca del trabajo que la desindustrialización globalizadora le quitó. Lampedusa y el Darién son dos cepas del mismo virus, el que originó la paradoja de la globalización.


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Publicado en: https://saulhernndezrosales.substack.com/p/faire-barrage-a-la-migracion