En la actualidad uno de los términos más utilizados en el mundo del emprendimiento moderno hace referencia a la innovación disruptiva. Pero en sí: ¿qué es lo disruptivo en el emprendimiento?

La expresión “Innovación disruptiva” apareció por primera vez en 1995 en el Harvard Business Review en un artículo del profesor Clayton Christensen, denominado: “Disruptive Technologies: Catching the Wave” el cual hacía mención que muchas empresas reconocidas fracasaban porque eran incapaces de adaptarse a los cambios que experimentaba el mercado y a su imposibilidad de anticipar las nuevas corrientes tecnológicas que se avecinaban en el futuro.

Christensen, exponía no sólo las imperiosas necesidades que tenían las empresas de invertir en tecnologías novedosas para poder seguir siendo competitivos, sino que paralelamente debían trabajar en una ruptura abrupta de sus procesos internos de producción y relaciones con las nuevas generaciones de consumidores, aspectos que las nacientes empresas emergentes ya estaban experimentando, dado que era la única forma posible de poder permanecer en un mercado liderado por las grandes compañías que se negaban a evolucionar en sus procesos productivos.

Esta postura del emprendimiento sigue muy vigente a más de dos décadas después de su concepción, y aún hoy día vemos que esas mismas malas experiencias la siguen padeciendo compañías con sólida trayectoria como lo fueron en su momento Blockbuster, Kodak, Nokia, BlackBerry, entre otras. Que luego de haber dominado el mercado por largas temporadas, en la actualidad algunas se encuentran ya desplazadas por las nuevas marcas, y otras incluso declaradas en quiebra.

Cuando hablamos de emprendimiento disruptivo, hacemos referencia a esas ideas e innovaciones revolucionarias que cortan con las formas tradicionales de hacer negocios, transformándolas completamente y ofreciendo un valor superior; con esto podemos mencionar la experiencia clásica de la telefonía móvil, que en cuestiones de años, pudieron no sólo ser una mejor alternativa a los teléfonos fijos, sino que también lograron reemplazar otros elementos como: las computadoras, las agendas electrónicas, las cámaras fotográficas, relojes despertadores, entre otros. Lo mismo lo pudimos evidenciar en el mundo de las aplicaciones móviles, que han posicionado a empresas como UBER, para resolver de forma creativa el problema de la movilidad en las grandes ciudades, ofreciendo inmediatez, seguridad y costos atractivos.

Con esto, buscamos que esta concepción empresarial la podamos traspolar a nuestras propias ideas de negocio, mejorar aquellos productos o servicios existentes y agregarle un valor tecnológico o de transformación de procesos que diferencie exponencialmente lo que ofrece el mercado, satisfaciendo así las necesidades de un nicho específico que va creando el mundo moderno.

En conclusión, no es momento de ser conservadores o temerosos al momento de querer innovar en una idea; mientras más imposible u osado parezca tu proyecto, nacerán formas creativas de hacerlas realidad, abriendo así la puerta a una nueva era que nutre al mercado, dando paso a grandes oportunidades para lograr la felicidad y calidad de vida que tanto buscan los consumidores.

Original de Emprendedor.pe